Ensayos de América Va!

El impacto del disco 20 años después, escrito por colegas músicos, comunicadores, autores, antropólogos y sociólogos

 

 
 

La victoria es vivir.

por Adriana Sanchez

Decía Quino que si no nos apuramos a cambiar el mundo, es el mundo el que termina cambiándonos a nosotras. El asunto es que, con la herencia que nos dejaron los 80, cambiar el mundo se convirtió en una misión, más que imposible, impensable. En el año 2000, arrastrando toda la carga de los programas de ajuste estructural e ingresando –tarde- en el mercado de la privatización del aparato estatal, Costa Rica terminó de abandonar a quienes venían rezagados y se resignó. Esto lo escribo 20 años después, sin ningún temor a equivocarme, porque estamos en medio de una crisis mundial que ha terminado de desnudar las desigualdades y distancias gestadas durante estos últimos dos decenios. El mundo nos cambió.

Inicio este texto superada por los hechos, pero en realidad yo quiero hablar de otra cosa. De esa otra cosa que es la vida, que nos pertenece a un nivel más personal, que escribe sobre nosotras y nos transforma. Seka es mi familia. Mi corazón de oro: mis amigos. Parrilladas, risas, trasnochadas en el parque, al frente del Lobo Estepario, en la Plaza de la Democracia. Birras en la calle, en La Cali, en Bahamas. Chivos en Paseo Colón, en Zarcero, en Panamá y Turrialba. Seka es mi primera tribu. Mis amigos que me recibieron en su casa sin preguntar nada. Nos hicimos hermanos celebrando juntos nuestras alegrías y llorando juntos nuestras pérdidas.

América va! cumple 20 años este mes. Los chicos me pidieron escribir unas líneas para conmemorarlo. Pienso en la muchacha que era hace dos décadas: quiero decirle que todo va a estar bien. Que no está mal cambiar. Que todo lo que va a pasarnos nos va a llevar a lugares insospechados. Que el 01 de octubre de 2020 vamos a estar escribiendo unas líneas sobre el disco de nuestros amigos bajo el techo de nuestro restaurante cerrado, esperando que el pan crezca, mientras tratamos de sobrevivir a una crisis para la que ya la vida nos había preparado. Quisiera decirle que ese sudor permanente en las manos, los nervios cuando le toca hablar en público, el pavor indescriptible al rechazo, el miedo ocasional a salir de la casa y esa voz que constantemente le repite que ella no es suficiente, vienen de un desorden de ansiedad generalizada al que también vamos a sobrevivir, porque eso somos, sobrevivientes.

Yo no quiero hacer esto sobre mí misma porque quien cumple años es América va!, pero me cuesta un mundo porque América va! y yo envejecimos igual: soñando que otro mundo aún es posible. Imaginando una sociedad más justa y libre. Queriendo que todas las personas, en todas partes, quepan en el lugar en el que les tocó vivir. Que sean suficiente y que así se sientan. Este año de encierro y pandemia, me he enfrentado a mis mayores miedos y a los dolores más grandes: la pérdida de seres queridos, las circunstancias que no puedo cambiar, las cosas que se escapan de mi control. Y la tristeza de constatar, de la manera más grotesca y evidente, que ese mundo que construimos le sigue fallando a quienes menos tienen. “El imperialismo se acabará”, dice la letra de mi canción favorita del disco. Y no sé qué tan cierto sea, pero algo está muy claro: para que el mundo cambie, algo se tiene que acabar y ojalá que no seamos nosotros. América va! envejeció tan bien que aún sigue vigente todo lo que dijo en el 2000.

Hoy solo espero que, aunque el entorno nos cambie, siempre sigamos creyendo que un mundo mejor es posible. Para que los hijos e hijas de esta gran familia que es Seka también lo crean. Porque aunque cambiar el mundo sea una tarea titánica, imposible e impensable, el peor esfuerzo es el que no se hace. Tal vez nos hemos tenido que despedir del futuro en muchas ocasiones. Tal vez un día doblamos la esquina y nos encontramos todos más lejos que nunca de quienes pensábamos que éramos. Ahora somos otros. Pero, como dice mi compadre, mi amigo, mi hermano, Esteban Rodríguez: las derrotas ya no importan, la victoria es vivir. Aunque nos tiren con todo. Aunque haya días que sintamos que no se puede. Aunque pensemos que con cada paso hacia adelante que damos como sociedad, nos devolvemos diez. Y hoy lo único que quiero es darle gracias a mis amigos por seguir creyendo a pesar de lo obvio. Por hacer de su música un compromiso. Por nunca callarse. Por tantos años de necedad. Salud, América va!

 

Adriana es autora de “La Fiebre” lorem ipsum

 

"América va", ¡siempre va!

Por Nilson Oviedo Valerio

Turrialba, año 1997, los gustos musicales empezaban a formarse, y con ello, el inicio de la búsqueda y recolección de música “de ese estilo”. Fue en el bus de camino al colegio que conocí a un gran y queridísimo amigo: Dennis Badilla, con el cual intercambiamos música durante todos esos años de colegio y que me mostró gran cantidad de bandas nacionales, entre esas, uno de los primeros cassettes que me compartió era de una banda turrialbeña que llevaba un par de años haciendo música propia, original, y sobre todo, contestataria; su nombre siempre fue un misterio en aquella época, se rumoraba que eran las iniciales de sus nombres: Steven, Esteban, Quintero, Alejandro, solo modificando aquella “Q” por una “K”... ¡SEKA!, posteriormente conoceríamos la verdadera historia del nombre, proveniente de un grupo de folclore latinoamericano del padre del vocalista llamado Los Sukias.

 Aquel cassette también llevaba un nombre: “Resistiremos y venceremos”, nombre muy apropiado para la época, cualquier época. Era un ensayo grabado probablemente con una grabadora casera, el sonido por supuesto no era el mejor, sin embargo se lograban entender las canciones, las melodías, las letras. Fue así como iniciaría una profunda devoción por una banda que era del mismo lugar que me vio nacer. Tuve la oportunidad de asistir a varios conciertos en Turrialba, en Casa Ande, en la casa de Steven, en las fiestas PECUABRUMA, en el Mon Río... confieso que me duele nunca haber podido asistir al Sepulcro Punk, pero no fue mi generación, ese lugar fue parte de la generación 95.

 Tres años después del primer acercamiento, corría el año 2000, habíamos sobrevivido el Y2K, y SEKA anunciaba un nuevo material discográfico, noticia que retumbó en todos los pasillos del IET, la banda que nos había demostrado que podíamos hacer nuestra propia música, desde nuestro barrio, ¡además nos demostraba que también se podía grabar! Las ansias nos llevaron a una tienda de ropa muy popular de aquella época llamada Pasisoca, sería el punto más cercano al Colegio, tienda donde además vendían algunos discos, y se podría adquirir el recién nacido América va! 

 La portada ya era una bofetada de realidad, una mujer nicaragüense sosteniendo a su hijo en brazos, con un fusil al hombro, imagen de la victoria sandinista contra Somoza, aunque la historia volviera a recordarnos que debemos resistir y vencer al nuevo Somoza que emergió de aquella victoria. Confieso que me hicieron falta canciones, esperaba un álbum tradicional de aquella época, con 10 o más canciones… pero Seka no pocas veces ha estado delante de los hechos y aquellas 6 canciones vaticinaban una nueva era de producciones musicales de pocas canciones pero con la capacidad de penetrar nuestros oídos y no escapar nunca.

 La guitarra empezaba a sonar, un ritmo de batería característico latinoamericano, y un FUEGO que nos gritó a quemarropa que una nueva era estaba naciendo, Procesión de tontos, la canción que nos dijo que podíamos hacer las cosas diferente. Luego vendrían dos canciones que nos pusieron a bailar en tantos y tantos conciertos, no solo en Turrialba, sino también en La Finca, Seka Style fue un himno a la juventud de aquella época y Dime nos daba una bocanada de esperanza ante un futuro de aburrida adultez y de problemas que se avecinaban. Luego vendrían dos canciones que estaban también presentes en aquella grabación casera: Responde a mis preguntas y América va, ambas cargadas de contenido social y político y, como lo pregona el nombre del disco en nuestras manos, de una América llena de contradicciones y realidades por las cuales luchar incansablemente 20 años después. El disco cerraba con Centroamérica, un canto de unidad a la región, no de gobiernos, sino de pueblos hermanados bajo una misma cobija mesoamericana.

 Cuatro canciones totalmente nuevas también nos enseñaba que la música no se detiene, que el impulso creativo es como una corriente que fluye río abajo, y dos canciones que nos recordaban que siempre debemos entender de dónde venimos para saber hacia dónde vamos.

 20 años después, América Va! en el plano musical es una enseñanza didáctica de la autogestión musical en sus diversos niveles; pero Seka siempre ha sabido y nos ha enseñado que la música no es solo lo que suena, sino y sobre todo lo que se dice, y es esa la mayor riqueza, no solo de América Va!, sino de toda la obra de Seka, que sigue tan vigente, sigue tan relevante, tan necesaria y tan urgente como en aquel lejano octubre del año 2000.

 

El otro lado de la tarima

Por Esteban Chacón

Hace algunos años, afuera de un chivo en el finado Bar La Salamandra, Antiguo Complejo Kilates en Tibás, tuve por primera vez en mis manos el América Va. El siglo apenas empezaba en la primera mitad de los 2000 y corrían tiempos inciertos para muchos y muchas que, como yo, comenzábamos a darnos cuenta del mundo a nuestro alrededor. La Costa Rica en la que nos criaron recién había atendido el clamor popular en la disputa por el Combo del ICE, otro presidente gringo bombardeaba Irak buscando armas nucleares que nunca se encontraron, y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos [TLC] apenas empezaba a negociarse bajo las mismas promesas de empleo que aún hoy seguimos escuchando.

En medio de todo esto, nuestra generación estrenaba cédulas recorriendo los bares del Barrio La California desde Rafas hasta Área, y con ellas luciendo ese ímpetu característico de juventud; a veces queriendo comernos la noche, a veces deseando quemar el mundo. Una parte de esa muchachada de adolescentes inquietos y dispersos, comenzamos a descubrir en la música local un mundo nuevo, o al menos una especie de hogar dentro de este. Naturalmente, las primeras palabras de ‘Seka Style’ llegarían a convertirse en un salvavidas sonoro que aún resuena en nuestros oídos.

Sazonado con destellos guitarreros y una ensalada de ritmos tan diversos como el continente americano mismo, tan propio y a la vez tan ajeno, el disco ya sonaba en la 101.9 fm de Radio U. Mientras tanto, al otro lado de las tarimas y con la oreja pegada a Punto de Garaje, miles de oídos descubríamos una chispa que comenzaba a detonar el alma incendiaria de nuestras vidas. Las letras nos hablaban de las guerras en el istmo centroamericano, lanzaban denuncias al dogmatismo conservador, y planteaban reflexiones personales reivindicando la identidad latinoamericana ante la desigualdad histórica de la región.

Quizá incluso con más atención que la que en ese tiempo recibían algunos profes de colegio, las canciones del ‘América Va’ se volvieron como lecciones de Cívica y Estudios Sociales. Muchas de nosotros, como oyentes de la banda, como público asistente de sus conciertos, también empezamos a conocernos y a empaparnos de esas otras realidades, a mirarnos y pensarnos incluso,¡por fin!, en términos centroamericanos. ¿Cómo no íbamos a hacerlo? Si en cada concierto gritábamos coros sobre esas mismas guerras malditas y, como decía Julio Anguita [tras perder a su hijo en la guerra de Irak], los canallas que las hacen. Seka nos enseñó lo mismo que destacaba Paulo Freire, a romper con el colonialismo y la cultura del silencio.

Pero tampoco era solo eso, o quizá también lo era al mismo tiempo. Es decir, nos encontrábamos en esa etapa de la vida adolescente en la que muchísimas veces y por tantísimas razones en la vida diaria terminamos sintiéndonos desplazados, excluidas, ajenos y reducidas a una posición secundaria respecto a otros, adultos, compañeros, o autoridades que tampoco solían ni suelen ser siempre lo respetables que pregonan ser. Y claro, si a ese grito de rebeldía y juventud le agregamos decibeles, distorsiones, y esa pulsión social que sentimos en la experiencia vital de los conciertos que en un año como éste 2020 añoramos tanto, llegamos efectivamente a nuestro lugar en el mundo.

Ser joven era no saber si éramos adolescentes o adultos, si debíamos vivir el presente como si fuera la última vez o negarnos a decirle adiós al futuro. Tal vez la mejor forma de ponerlo es en palabras de la película Martín (Hache): “una edad de mierda en la que estás obligado a tomar decisiones, justamente lo que menos tenés ganas de hacer”. Y sin embargo, fue también ser ambas personas, adolescente y adulta, al mismo tiempo. El problema existencial de nuestra generación era [al igual que hoy] encontrarnos en una etapa de nuestras vidas, y un momento de la historia, en donde por un lado nos empezábamos a dar cuenta de nuestro potencial, y por el otro chocábamos con muros de apatía dentro de los que se nos enseñaba a leer pero no a preguntar, a obedecer pero no a opinar.

Recuerdo también por aquella época haber leído a Mike Ness, vocalista de Social Distortion, decir en una entrevista que el punk también se trata de reivindicar la individualidad propia; esto es, reivindicar nuestra identidad y lo que nos hace ser quienes somos, dueños y dueñas de nuestras decisiones, de nuestros aportes a la realidad social. Se me ocurre contrastar complementariamente esta idea con nuestro presente.

Hoy, veinte años después, pienso en ese primer disco, en ese primer momento; en esos tiempos de incertidumbre para una generación y para un continente entero en términos de nuestro pasado y nuestro presente. Pongo a sonar ese mismo ejemplar del álbum en físico que aún conservo como disco compacto, y pienso en muchas gentes, lugares y canciones a lo largo del recorrido de nuestras vidas. Vuelvo a revivir todas esas sonoridades estrepitosas y esos espacios de expresión, no solamente como un alivio o como la grata sorpresa de encontrarnos cinco rojos en el bolsillo de algún viejo pantalón a mitad de quincena. Si no que reencuentro también en las canciones y consignas de ‘América Va’ una llave de esperanza de cara a tiempos futuros y de folklore para un nuevo mundo que comenzó a dejar su huella desde aquella tarde de octubre del 2000, veinte años atrás.

 

Cuando el mundo estalla

por Mario Zúñiga Núñez

Esteban Rodríguez, vocalista de Seka, me cuenta que se cumplen 20 años de la aparición de América va!, el primer EP de la banda. 20 años no es poco y bien vale la pena que pongamos un poquito de cabeza, nos devolvamos en el tiempo y pensemos aquel momento donde se gestó el inicio de una de las bandas más longevas y sólidas de la escena nacional.

 Para preparar esta nota, escuché otra vez las canciones, una a una, varias veces. Eso me devolvió a cosas que nos pasaron por la mente y por la vida a quienes fuimos jóvenes en aquella época. Poco tiempo después de que salió América va!, realicé la recolección de información para mi tesis de maestría sobre la escena del rock nacional costarricense. En ese momento había un auge importante de bandas y el estudio de grabación de Radio U estaba en el epicentro de lo que pasaba.

 A inicios del 2003 levanté un listado y contabilidad de los discos y canciones a resguardo en la discoteca de Punto de Garaje de Radio U. Punto de Garaje, era único programa de la radio nacional que se dedicaba enteramente a la escena musical juvenil y fue producido principalmente por Leo León (quien grabó además muchas de las bandas), Joaquín Tapia, Carolina Quesada y Sandra Angulo (a quien recordamos con mucho cariño).  Era tal vez la discoteca más actualizada de lo que sonaba en ese momento. Algunos números de esa contabilidad son reveladores: entre 1994 y 2002 se pudo registrar un total de 1184 canciones (muchas de ellas grabadas en el mismo estudio de Radio U). Según ese registro, la producción de canciones ascendió de manera sostenida desde 1994 donde se registraban apenas 23, hasta 2002 con 190. Un significativo 73,5% de estos discos se había grabado sin ningún tipo de apoyo o financiamiento de una disquera, eran en su mayoría emprendimientos de pequeños grupos de muchachos (la mayoría eran hombres), que ensayaban con un grupo de amigos. En aquella discoteca quedaron registradas 159 pequeñas bandas, la mayoría de hombres adolescentes, o cuasi adolescentes, que incordiaban el silencio de sus barrios y nutrían una escena esencialmente subterránea, que sobrevivía de conciertos autogestionados donde se presentaban una larga lista de grupos durante varias horas.

 América va! apareció en el año 2000, un año en que se registraron 149 canciones en la discoteca de Punto de Garaje. Como lo muestran los datos, este EP fue parte de un momento de expansión del rock subterráneo costarricense y echó mano de géneros como el ska, que era muy popular en la época (era interpretado en un 11,6% de las canciones registradas) y de otros menos masivos como el punk (presente en apenas 3,4%). En cuanto a sus temáticas, se centró en algunos discursos de aquella época (y de esta): la crítica social y la desconfianza de la política tradicional: “Responde a mis preguntas dueño de la moral/ responde a mis preguntas político nacional” reza el coro de “Responde a mis preguntas”.

 No hay que olvidar que el año de aparición de América va! fue el mismo que cientos de jóvenes tomaron las calles para protestar contra un grupo de leyes que se les denominó el “Combo del ICE”, las cuales pretendían privatizar el Instituto Costarricense de Electricidad. Fue una época especial, porque al hartazgo usual que experimentamos con la política partidista tradicional, sumamos acción en la calle. Y todo eso no fue en vano. Esta lucha y sus triunfos, se inscribió como uno de los momentos de lucha popular en el imaginario costarricense, así como las manifestaciones contra ALCOA en 1970, la huelga de maestros y maestras de 1995 o la lucha contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos a inicios del siglo XXI.

 Vuelve a sonar el “Seka Style”: “Seka te lo dice/ Seka te lo canta/ Seka te grita cuando tu mundo estalla” Y eso pasaba, el mundo estaba estallando. Tanto así, que Esteban me contó que en el siguiente disco de la banda, “Cantar Opinando”, hay grabaciones del ambiente de las manifestaciones contra el Combo que se incorporaron. A esta corriente crítica, el EP agrega la preocupación por el entorno centroamericano, un tema que no era común en la escena de la música subterránea de a aquella época: “Los militares ya se fueron/ la economía reina ya/ y nos dejaron un país que no nos sirve de nada./ El país es gobernado por/ hombres sin valor / que quieren ver a sus hijas / bronceadas bajo el sol”. “Centroamérica” nos brinda imágenes del istmo que, para decir con verdad y tristeza, han cambiado para peor en estos 20 años.

 Ahora suena la “Procesión de tontos”, me encanta esa canción: “Ellos siempre mirando hacia adelante /nosotros con los ojos siempre vueltos para atrás”. Ahora, además, agrego la visión del adulto que mira atrás y se topa con un grupo de muchachos revoltosos turrialbeños, que en plena adolescencia, piensan contra el principio del progreso moderno. Con los años, leí con el mismo placer la tesis IX de Walter Benjamin en sus “Tesis sobre filosofía de la historia”, donde habla de un Ángel de la historia que se encuentra en una tempestad que “…lo arrastra irremisiblemente hacia el futuro, al que vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Esta tempestad es lo que llamamos progreso”.

 Y de nuevo: “Si quieres ser diferente a los demás/ tienes que pensar diferente a los demás. / Ellos siempre mirando hacia adelante /nosotros con los ojos siempre vueltos para atrás”

 (Los datos de la discoteca de Punto de Garaje que se citan en este texto, se encuentran expuestos con mayor amplitud en el artículo: Zúñiga Núñez, Mario.“Apuntes iniciales de la escena de música popular costarricense”. En: Revista de Ciencias Sociales. Vol 1. FLACSO. 2004).

 

América Va!

por Max Arce

Hace ya más de 20 años, en medio de las fincas ganaderas de Vara Blanca de Heredia, yo terminaba la secundaria para entrar a la Universidad, estudiar para ser un profesional, definir carrera, salir a la ciudad, conocer gente nueva; ese Max que se graduó en el 2001 tenía por costumbre escuchar mucha música, infinitamente variada, tenia casetes con varas como Los Fabulosos Cadillacs, Ska - P y el Guato, pero había algo especial en la Radio: Punto de Garaje, un programa que trasmitía Radio U y que exponía el panorama nacional a nivel musical, Calle Dolores, 13 Millas de Libertad y ... Seka... Si acá los conocí.

Cantaba como si no hubiera un mañana letras que sin un motivo aparente me parecían importantes, analizando en el tiempo creo tenía que ver con esa transición que estaba llevando en la vida, me acuerdo del Combo del ICE y las manifestaciones en el Cole, ponían esa música y era la vara más combativa que uno podía escuchar, no pasaba desapercibida para el que sabia escuchar.

Y si, entre a la Universidad de Costa Rica... a Topografía... (luego me pase de carrera) y ahí conocí a Carolina Rodríguez, Turrialbeña a la que aparentemente le pareció interesante que yo escuchara ese tipo de música y me paso discos quemados de bandas como Desorden Público y Seka... esta muchacha agarraba los discos de su hermano y me los copiaba... Costa Rica es un pañuelo y del otro lado de esta historia estaba su hermano, Esteban (Cantante de y Guitarra de Seka).

Acá amarro el contexto por el cual hoy estás leyendo esto... Es probable que a Esteban le pasara algo similar a lo que a mí me paso en ese momento, tener la cabeza llena de ideas, de preguntas sin respuesta y con pensamientos que debían de salir a la luz de alguna manera, además de que también paso de Turri a San José,  la diferencia estaba en que Esteban venia de una familia con tradición musical y esa fue la mejor ruta de escape en ese momento.

Tomo la guitarra y junto a sus compas creó varias canciones, pero 6 fueron grabadas y tuvieron la suerte de estar hoy en la historia de la banda como "América Va", su primer disco:

Una guitarra introduce ¨Procesión de Tontos¨ y desde las entrañas del ya desaparecido estudio de Radio U emergen las primera notas de la historia de una de las bandas más consolidadas de la escena costarricense.

Una visión apocalíptica del futuro que se percibe devastado, en donde somos como ovejas guiadas a un precipicio con los ojos vendados, pero que en el fondo tenemos la capacidad de crear el caos y cambiar el futuro, que como diría un amigo de la banda: No está escrito...

¿Pero cómo podemos hacer ese cambio? No hay problema, existe el Seka Style, un método para detener la explosión de nuestro mundo, aunque en realidad es más una llamada de atención como diciendo... Maes acá estamos... Escuchen nuestra voz, letras que necesitaban salir a la luz: realidad nacional, problemas cotidianos, lo más real y cotidiano posible.

Si seguimos describiendo las canciones una a una seguiría Dime, sin embargo aprovecho este momento para decir que escuchar Seka, America Va, disco que estamos celebrando hoy, o cualquier otro de la banda, es más una conversación sincera entre ellos y nosotros, pensamientos hechos canción que responden a un momento especifico que nos une, que nos ha marcado de alguna u otra manera, y que coincidimos en que algo se debe hacer.

La manera? Esa la construimos entre todos y lo coreamos a todo pulmón en sus conciertos, pero el mensaje no ha llegado hasta donde tiene que hacerlo y por eso hoy seguimos cantando 20 años después.

Este disco también incluye una constante en los temas de la banda; por primera vez se escuchaba un sentimiento de integración centroamericana, somos hermanos, iguales, trabajamos por lo nuestro y se ha sufrido en todos y cada uno de los países, un región a la que le falta unidad y le sobra xenofobia pero que no esta demás utilizar la música como ese enlace para mejorar relaciones y trabajar con un horizonte común.

Seka se canta por convicción, y no me pongo romántico por la ocasión, si no que es algo que para mi entender se han ganado desde que tomaron sus guitarras y decidieron subirse a una tarima para hacer Rock and Roll.

Rock and Roll: palabras fuertes, un género que trasciende la música y llega hasta lo más profundo del alma de quienes lo han hecho propio, pero no creo que nadie pueda definir lo que realmente es, porque el rock se vive y se hace propio dentro de cada individuo.

Y ustedes me pueden decir: ¡Pero Seka es una mezcla de punk, ska, reggae y sus influencias del folklore, tango, country, blues, rockabilly y hardcore! y está bien, no voy a discutir, pero no conozco a ninguna banda que sea más Rock and Roll que Seka en todo el significado de la palabra.

Salud por los 20 años del América Va!